SXSW, Austin, Texas. «3 is the magic number» que cantaba De La Soul. El festival que más páginas ha generado en las últimas dos semanas no es un festival al uso. South By, como lo conocen los locales, no tiene grandes escenarios, ni zona de acampada. No venden abonos propiamente dichos ni tampoco existe un llamativo cartel oficial. SXSW es una feria con 28 ediciones a sus espaldas que comprende 3 divisiones principales, concretamente SXSW Film, SXSW Music, y SXSW Interactive. En cada una de ellas están presentes algunos de los mejores profesionales y empresas de cada sector, que durante diez días discurren por allí mezclándose con artistas, turistas y lugareños abrumados.
Últimamente han aparecido también las vertientes de SXSWedu, dedicado al desarrollo de nuevas tecnologías en materia de educación, SXSWeco, enfocado al medio ambiente, y SXS V2V (Vegas To Vegas), que supone realmente una prolongación del SXSW Interactive y que pone su empeño principalmente en las start-ups.
No existe una gran proyección del festival más allá de sus fronteras, a excepción del Reino Unido en los últimos tiempos o México por cercanía. Curioso en en macro-evento en el que el 85% de la industria musical de EEUU se encuentra esa semana en Austin, y que provoca un impacto de 218 millones de dólares en la ciudad.
Las confirmaciones oficialesse suceden a un ritmo vertiginoso, en tandas de 500 a 800 artistas hasta llegar a más de 2000. La mayoría son bandas noveles que apenas cuentan con un disco en el mercado o en Bandcamp. El espíritu de la organización es mantener un perfil bajo, por eso cada año procuran hacer una crítica constructiva, escuchando los comentarios y sugerencias de todos los involucrados. Es raro ver bandas realmente potentes hasta que la fecha del festival no está próxima. Es entonces cuando hay algunas pocas novedades ruidosas que siempre se agradecen. Aunque no son el leitmotive del festival. En esta edición contamos con Soundgarden, St.Vincent, Coldplay o Damon Albarn, pero también con las famosas sorpresas de última hora, que este año vinieron de la mano de Jay Z, Kanye West o hasta Lady Gaga, que terminó protagonizando un espectáculo de dudoso gusto con la artista Millie Brown vomitándole encima.
Es obvio que es un evento completamente inabarcable para un ser humano. Incluso para varios. Pero ahí radica precisamente uno de sus encantos. Cuando llegas a un recinto oficial y escuchas a artistas que no conoces, hay una alta probabilidad de descubrir nuevos talentos y gente con ganas de hacer grandes cosas. Porque hay una cosa que impera en todo Austin y es la calidad de los artistas. No crean que por la cantidad se ve mermada la calidad. Nada más lejos de la realidad. Pero la cantidad sí que hace que los planes en SXSW se hagan y deshagan a golpe de “tweet” y de la generosidad del patrocinador.
El festival es uno de los más queridos del mundo por su manera de marcar la diferencia. Hemos pensado y hemos preguntado a músicos y gente local y nadie recuerda haber visto nada parecido en ninguna otra ciudad del mundo, a pesar de que ya cuenta con algunas hermosas hermanas camino al North West.
Los bares.
La música es un elemento que fluye por toda la ciudad a cualquier hora del día o de la noche. Se vive y se siente allá donde vayas. Las calles se convierten en un hervidero de gente portando sus badges – la acreditación oficial- y pulseras, o buscando cualquier garito en el que hayan hecho RSVP con antelación para poder entrar. Es por eso que el festival se celebra principalmente en la calle y en sus infinitos bares, que se vuelcan con el evento incluso con conciertos programados para las horas en que no tienen actos oficiales.
La mayoría de actos oficiales suelen comenzar a partir de las 7 de la tarde, pero ya desde el mediodía podemos disfrutar de infinidad conciertos de artistas que pueden o no haber sido invitados al festival, pero que multiplican sus conciertos para aprovechar al máximo su estancia en Austin. Y es que hay algo en lo que coinciden los artistas, y es que South By Southwest te baja totalmente a la realidad de tus inicios. Puedes tener cierta notoriedad en tu país de origen, incluso en EEUU, pero en Austin vas a cargar con tus bártulos a cuesta entre local y local, y montar y desmontar escenarios en tiempos de pit-stop.
Los locales compiten por ver cuál es el más pintoresco, pero hay una calle que se lleva la palma. Verán, hace apenas dos años, Rainey Street era una típica calle norteamericana. Con amplias aceras, con sus casitas de madera, sus porches, y sus respectivos jardines en la parte de atrás. Entonces a alguien se le ocurre una idea genial y monta un bar en una de las casas que había en venta. Algo sencillo. Modificando lo justo su interior y con apenas un letrero y unas clásicas luces navideñas en el porche. Se pueden imaginar el efecto dominó que produjo la idea. Al año siguiente los bares se multiplicaron y los pocos vecinos que quedaban estaban en jaque. Muchos se aferraban a irse y hasta el año pasado, según nos cuentan, se podía ver a algún vecino en el porche de sus hogares mientras la calle fluía al ritmo de la música.
Las fiestas.
O quizá deberíamos decir “las marcas”. South By también es conocido como el festival del “branding”. Prácticamente la totalidad de los conciertos están estupendamente patrocinados por grandes o pequeñas marcas. Por ello es habitual encontrarte con la fiesta de Spin Magazine, con un día entero patrocinado por Vans en una pequeña carpa construida para la ocasión, la Red Bull Sound Select, que patrocinaba 4 días en el The Belmont, Dr Martens en 96 Bar, o una de las más famosas patrocinadas por The Hype Machine, y celebrada en una suerte de nave industrial en miniatura denominada Hype Hotel para la ocasión.
La parte positiva para el público es que algunas de ellas ofrecen comida y bebida gratis durante las actuaciones que están patrocinando. La negativa, que esto hace congregarse todavía a más gente de lo habitual y entrar a algún recinto puede ser una misión larga y frustrante. Sobre todo cuando el local de mayor capacidad de la ciudad difícilmente sobrepasa las 2000 personas de aforo.
Los showcases.
Los conciertos, denominados showcases, son recitales de unos 35-40 minutos de duración donde el artista tiene que montar su propio equipo, y hacer la prueba de sonido con el técnico de la sala en los 20 minutos que le deja el artista anterior. Seguramente nunca se han visto pruebas de sonido tan concurridas como en Austin. Pueden parecer a simple vista conciertos cortos, pero cuando estás en un festival con tal salvajada de bandas, es todo un alivio. Los artistas seleccionados tienen al menos un bolo oficial, aunque la mayoría terminan tocando entre 4 y 8 veces durante la semana en los diferentes locales. Para algunos resulta especialmente complicado entrar, como para los conciertos encuadrados dentro del iTunes Festival, que este año se celebraba por vez primera fuera de Londres, y para los cuales debías de registrarte con tu acreditación para entrar en un sorteo de las entradas. Más ridículo resultaba ver a Lady Gaga, con el patrocinador animando al personal a realizar estúpidas yincanas para poder ganar la oportunidad de entrar en el siniestro bombo
Siempre resulta más saludable no pensar en los conciertos que te has perdido, porque si eso supone un quebradero de cabeza en cualquier festival, imaginen uno en el que constantemente coinciden más de 50 conciertos simultáneamente.
Damon Albarn
Los artistas.
Según ellos los más perjudicados por la aglomeración en que se está convirtiendo el festival. Y sus razones tienen. Mandan una maqueta a la dirección de SXSW en la que se juegan el ser o no seleccionados para el festival. El mandar la maqueta ya implica un pequeño desembolso de unos 30 dólares aproximadamente. ¿La recompensa? Si son seleccionados, tendrán su acto oficial en SXSW y recibirán una pequeña compensación económica de entre 100 y 250$ dependiendo de si es un artista solo o una banda. También pueden elegir una pulsera oficial que les dará acceso a todos los actos del SXSW Music, pero siempre detrás de los portadores de los badges, esto es, la gente del business que pueden pagar entre 400 y 1800 dólares por badge. Una política que nos produjo la estampa surrealista de conocer en las colas a bandas como Quilt o Waylayers.
En muchos casos se quejan de que en los locales están más pendientes de los carteles publicitarios que de los propios artistas. Esto es la ciudad-anuncio, así que sus argumentos son bastante razonables. Además, la organización no paga desplazamientos ni alojamiento, pero ofrece asesoramiento para conseguirlo.
Lunes 10 de Marzo de 2014.
Hemos aterrizado en Austin la noche del sábado. Nos espera una suerte de diluvio que afortunadamente no se repetirá en el resto de la semana. Una vez conocidos nuestros anfitriones americanos y probadas sus sanas costumbres con la primera comida del día, nos disponemos a patear la ciudad en busca de sus deliciosa oferta de comida tex-mex y sus amigables gentes. El Domingo ha sido la primera toma de contacto, donde conocemos la famosa 6th Street, una pintoresca alineación de locales musicales en su gran mayoría, donde se darán cita tanto los actos oficiales como los extra-oficiales. También tiene cines, hamburgueserías, tiendas de souvenirs y hasta una pizzería hard rock.
Vamos hasta Rainey Street, una calle con las típicas casitas americanas de madera que en los últimos 2 años han ido mutando lentamente hasta convertirse en bares, con sus respectivas luces de navidad encendidas 24 horas, y sus jardines en la parte de atrás convertidos en improvisados escenarios para la ocasión. Terminamos en el Javelina, donde entramos a medio concierto de The Hillbenders, un quitento del Springfield de Missouri que hacen bluegrass y que consiguen que varias parejas se animen a bailar enfrente del escenario. Más tarde tocarán The Continuums, haciendo un rock sureño que por momentos recuerda a Kings Of Leon.
Ya el Lunes optamos por ver la Swedish Bootcamp Invasion, que ha traído a un buen puñado de artistas suecos, amén de barra libre de comida y bebida durante todo el evento.
Sweden twelve points, La Suède douze points. El lugar es un gran jardín con un escenario junto a la carretera, unas pequeñas gradas y un par de barras a modo de chiringuito playero. Durante el día desfilarán actos como Mire Kay, Simian Ghost, INVSN, Solander, o Mary Onettes, con su efectivo pop atmosférico presentando su nuevo EP, “Portico”.
De allí nos vamos al Mohwak, un garito con gradas junto al escenario y en la parte superior, donde tocan together Pangea, una banda punk garage, Wild Cub, indie pop americano de manual que gusta al personal, y Chet Faker, un músico electrónico australiano que ha conseguido despuntar en su país, y empieza a hacerse un nombre a través de remixes y diversos premios.
Charlie XCX
El turno más tarde sería para Cymbals, unos británicos un tanto insulsos cuya música recuerda muy mucho a Foals. Pero la noche tenía un nombre, y ese era el de Charlie XCX, más conocida por haber escrito y regalado el mega hit “I Love It” a Icona Pop. Sus colaboraciones con otros artistas habían sonado durante los últimos tiempos pero en SXSW demostró que su ascenso no tiene fin. Sus temas tienen gancho comercial y su camino tiene la misma meta que M.I.A. o Rihanna. Tiene fuerza, tiene temas, y tiene bonitas coreografías que atenuaron el efecto llamada de la lluvia que había traído la banda anterior.
Salimos a cenar algo a una de las múltiples caravanas de comida que hay en la ciudad. Hay pizzas, tacos, burritos, cheesesteaks y toda clase de comida rápida que puedas imaginar. Estoy con mi amigo David R. Moldes de Vanishing Point, que conoce a Nacho Vigalondo y consigue colarnos en la fiesta que el director está montando con motivo de la presentación mundial de su última película, “Open Windows”. Un señor garito en la primera planta de un local de moda de la misma 6th Street, con barra libre de comida y bebida, donde de buenas a primeras tengo la oportunidad de conocer a la actriz Sasha Grey y al actor Elijah Wood. Surrealista. Pero les dije, esto es Austin, y aquí cualquier cosa puede pasar.
Martes 11 de Marzo de 2014.
Se supone que hoy comienza oficialmente el festival. Así que previo paso del Austin Convention Centre para recoger nuestras acreditaciones, nos acercamos de nuevo a la Rainey Street para tomar algo. Sorpresa. Resulta que si los programas oficiales funcionan de noche, los bares tienen programaciones no oficiales para amenizarnos la tarde. Y aquí la tarde comienza a las 12 del mediodía. Bien.
Nos sentamos en el jardín del Blackheart donde los conciertos ya han comenzado. Toca una banda que se llama Heeney, con un sonido punk rock parecido a Parquet Courts que gusta al personal. También una banda llamada Inner Oceans, con apego al sintetizador y algo pasados de vueltas en efectos vocales que destaca por la belleza de su bajista. Una de las cosas más resultonas del SXSW. Amigos, pongan una bella bajista en su banda. Se verá mejor. Es así.
And The Kids
Si bien la mejor banda que vimos allí fueron And The Kids, un trío de Massachusetts armados con ukelele eléctrico, teclados y poderosas armonías vocales que dejaron boquiabierto al personal. Las chicas no están oficialmente en el cartel pero vienen de la mano de una banda amiga local como son los Mother Falcon, una banda de 18 miembros que hacen folk sinfónico de esos que emocionan hasta al más reticente.
La noche empieza a caer y decidimos acercarnos a la guarida británica. Patrocinada por la BBC, se han hecho con el Latitude 30 Bar durante el festival para traer a sus actos más rompedores. El evento está presentado por el mítico Huw Stephens, el famoso locutor de la BBC Radio 1, que haciendo gala de la clásica amabilidad británica, nos dedica un momento de conversación en el que agasajamos a las bandas presentes y apalabramos una entrevista para Rockast una vez pasada la vorágine del festival.
Wolf Alice
Por allí pasan esta noche un par de bandas a las que seguimos desde hace tiempo, y de las que ya hemos hablado en diversos secciones de Emergentes en Rockast. La primera de ellas es Wolf Alice, cuyo auto-denominado psychofreak pop-rock resulta ser más sucio y más rockero que en su versión de estudio. Portada de NME de esta semana, parece que ni siquiera les falta lanzar su debut para llegar alto. Gran interpretación de Bros con una Ellie Rowsell sensacional.
La otra gran banda que queríamos ver eran unos tipos de Manchester llamados Bipolar Sunshine, el nuevo proyecto de Adio Marchant. Mezcla soul, funk, rock, gospel y hasta rap, y aún así suenan a una mezcla de Mike Skinner de The Streets y TV On The Radio. Tiene hits inmediatos como Love More Worry Less, Where Did The Love Go o Rivers, uno de los mejores temas que hemos escuchado este año.
Bipolar Sunshine
También tocan Prides, un dúo electrónico muy interesante de Glasgow que pone la sala del revés con buenos ritmos y un batería energético como pocos.
La mañana siguiente tenemos cita con los artistas españoles en Sounds From Spain, así que es hora de recogerse.
Miércoles 12 de Marzo de 2014.
El Miércoles 12 era uno de los eventos que teníamos marcados en rojo desde hace semanas. Por 7º año consecutivo se celebraba el evento de Sounds From Spain, organizado por el ICEX, Fundación SGAE y Promusicae entre otros. Este evento trae todos los años una selección con los mejores artistas españoles, así como empresas del sector. En esta ocasión, tuvimos la oportunidad de ver los conciertos de Soledad Vélez, chilena de voz prodigiosa asentada en Valencia, Lori Meyers, Fuel Fandango, los vallisoletanos Arizona Baby, el rock de Betunizer, y la clase del maestro Kiko Veneno.
Los conciertos se celebraron en una carpa justo enfrente del Convention Centre, asi que el bullicio general, sumado a la paella y vino gratis (lo del vino se lo pensaron 2 veces, o se terminó antes de empezar el evento) hicieron que la velada matutina se convirtiera en una fiesta.
Muy buenas todas las actuaciones, con Arizona Baby abriendo las bocas de los yanquis y Kiko Veneno haciendo bailar a todo el pabellón. Tuvimos la ocasión de felicitar a las chicas de Digital Girl, una empresa de L.A. que consiguió que los 2 días de Sounds Of Spain salieran a pedir de boca. Y entre plato de paella y cerveza –mini vasos de sangría a 5 dólares no, gracias- pudimos también charlar un buen rato con Kiko Veneno, un tío grande donde los haya que desprende un aura de admiración allá donde vaya, y cuya entrevista verán pronto por aquí. Al igual que la que hicimos con Arizona Baby, una formación enorme que levantó pasiones en Texas entre los lugareños, en NY donde habían actuado esa misma semana, y seguramente en el bolo que tenían en Chicago a los pocos días.
No serían los únicos artistas españoles en Austin, ya que había un buen puñado de nuestros mejores artistas y algunos grandes noveles. Por allí pasarían L.A., en plena gira americana, Russian Red, Univers, Svper, Lost Tapes, Animic, Doctor Explosion, Animic, The Pepper Pots, Mujeres, Juan Perro, o las maravillosas Me and the Bees.
Kiko Veneno
De ahí nos vamos a tomar una de «esas hamburguesas» a un bonito antro oscuro de la calle 6. Justo al lado está el Flamingos Cantina, donde resultan tocar nuestros queridos The Pains Of Being Pure At Heart. que se marcaron un gran concierto en el pintoresco garito de la calle 6. Una de las grandes virtudes del SXSW es que los artistas se encuentran más que disponibles a charlar entre bastidores. Así estuvimos hablando con Kip de los motivos de la nueva formación de la banda, ya que nos extrañó mucho ver a una teclista que no fuera Peggy. Por lo visto algunos miembros no podían dejar sus trabajos a jornada completa y han tenido que hacer algunos cambios. Contaban en las voces con otra asiática que es Jen Goma, de A Sunny Day In Glasgow, y con Kelly Pratt, que ha trabajado con Beirut, David Byrne o St. Vincent.
En el mismo escenario vimos la fuerza de EMA, que se atrevió con temas de su nuevo álbum y cuyo directo te hace repensar la oscuridad de sus temas de estudio.
Ese mismo día estuvimos en el mítico Stubb’s BBQ, una especie de rancho cerrado que es seguramente el recinto más grande de Austin en cuanto a locales se refiere. Esa noche tocaban varias grandes bandas. Para empezar, Perfect Pussy, una formación que dispara hardcore a cañonazos y que se ha convertido en uno de los hypes de la temporada. También los británicos Eagulls, que se esforzaban en ofrecer un buen set a partir de un post-punk con nervio, pero lo cierto es que después de Perfect Pussy lo suyo casi parecía música clásica… Más tarde Kelis haría su clásico R&B mezclado hasta en tres ocasiones con el «Feeling Good» de Nina Simone, y con una sorprendente puesta en escena con una banda compuesta por once músicos.
St Vincent
Al otro lado de la calle, en la puerta del Mohawks, un tarado huía de la policía y atropellaba mortalmente a tres personas. Un lamentable accidente que suponía el primer incidente grave desde el inicio del festival en 1987. Pero dentro de un abarrotado Stubb’s, ajeno por completo al accidente, el momento de la noche estaba a punto de comenzar. Era la hora de St. Vincent y se notaba en el ambiente. El show de Annie Clark es seguramente el mejor que hemos visto en todo el festival. La teatralidad que conlleva todo el espectáculo, la manera tan única que tiene de golpear la guitarra eléctrica, y el carisma de Clark sobre el escenario barren de un plumazo los conciertos anteriores. Y el posterior. Con una hora y cuarto de retraso hace acto de aparición Damon Albarn, con su clásica actitud pasota, que lejos de pedir perdón, culpa al resto de bandas y a la organización del retraso. Tiene una muy buena banda acompañándole pero su concierto resulta predecible y aburrido y a esas horas ya no todo puede valer.
Wild Cub en Mohawk, donde tuvo lugar el accidente.
Jueves 15 de Marzo de 2014.
El Jueves nos acercamos al Flamingos Cantina de nuevo. Había un par de buenas bandas que tocaban allí y que por unos motivos u otros deseábamos ver. Los primeros eran Thumpers, el dúo londinense de Sup-Pop que más está dando que hablar de unos meses a esta parte. Indie rock a base de sintetizadores que logra convencer a la audiencia que entre cerveza y cerveza se anima a seguirles el ritmo. Los segundos que queríamos ver era la banda de Avi Buffalo, un tipo que lanzó un gran debut en 2010, pero que después se había dejado apagar durante 4 largos años. Sus melodías siguen igual de dulces pero su particular voz sonaba más aguda que de costumbre, llegando a desafinar en algunos momentos. Lo mejor, es que comentó que un nuevo álbum estaba de camino y hasta se atrevió a tocar algún tema nuevo.
Thumpers
De ahí pusimos marcha al Hype Hotel, un evento patrocinado por la web hypem.com que tenía el aliciente de añadir bebida y comida gratis a sus ya de por sí buenos conciertos. Llegamos justo al final de Painted Palms, una de las bandas más aplaudidas del festival. Pero nuestra intención era ver a Trust, quien pensábamos que era una única persona y resulto ser una banda, con teclados, samplers y batería, y a Future Islands. Los de Baltimore están a punto de presentar su cuarto álbum, detalle que suele causar sorpresa, pero lo cierto es que están a punto de desembarcar en lo más alto. La sola presencia de Samuel T. Herring en un escenario es algo digno de ver. Hacía mucho tiempo que no nos enfrentábamos cara a cara con un vocalista con tal personalidad, entregando el doscientos por cien, sintiendo cada nota y metiéndose la sala entera en el bolsillo con cada movimiento de baile. Tan pronto se pega en el pecho con fuerza o se zambulle entre el público, que baila como el Carlton Banks del siglo XXI mientras pone muecas a lo Jack Nicholson en «El Resplandor». Todo un espectáculo.
Future Islands
Dejamos el vodka Tito’s a un lado e intentamos acercanos a Rainey Street a ver al bueno de Kurt Vile, nuestro artista del año en 2013. La cola no es muy larga pero los badges entran primero, y eso hace que lleguemos a la última canción del bueno de Vile. Al menos en la cola hemos conocido a Shane Butler, guitarrista de Quilt, una banda de Boston que hace folk-pop psicodélico y que también estaba como loco por ver los acordes imposibles del “hijo de Philadelphia”.
Aún así nos vamos a otra casita-bar a unos metros, y conseguimos ver a Real Estate, una apuesta segura de rock de guitarra en un concierto que se hace corto. Son ya las 2 de la mañana y Austin está cerrando. Existen algunas opciones para volver a nuestra casa de acogida. Coger una bicicleta del servicio de bicis público de la ciudad, robar un taxi, o llamar al tele-taxi de España, que probablemente lleguen antes y te harán más caso que los taxistas efímeros de Austin.
Viernes 15 de Marzo de 2014.
Una de las localizaciones más alejadas, pero con los mejores tacos de la ciudad, se encontraba en la zona Este. Concretamente en el garaje de una casa en medio de un típico barrio residencial, donde el sello Portals trajo un puñado de buenos grupos como Empress Of, Clipping, Pure Bathing Waters o unos invitados de última hora que causaron sensación, como son Hundred Waters, cuyo folk electrónico y la voz angelical de Nicole Miglis hicieron rebosar el pequeño garaje.
Hundred Waters
Allí conocemos a los creadores de Rabbl como ellos mismos nos explican, “la Kickstarter para conciertos”. Están patrocinando el evento y están muy ilusionados. Además de los cambios de cartel de última hora, han conseguido traer a Hundred Waters, y eso les proporciona un importante aumento de curiosos por conocer el misterioso antro fuera del jaleo que existe en la 6 y aledaños.
En una pequeña caravana que se encontraba a un paseo de la
casa, encontramos una tienda de discos, una pequeña pizzería y un puestecito que rezaba un cartel de “Deliciosos Nachos”, y vaya si lo eran. Seguramente los mejores que probamos en toda nuestra estancia. Por lo visto, este es un barrio más hispánico y tiene algunos sitios no muy conocidos donde hacen estas cosas que solo se publicitan gracias al “boca a oreja”. Cerca de allí también había una de esas maravillosas caravanas de comida, o «food trucks» compuesta por apenas 4 roulottes, pero con una de barbacoa que según nos confirman, ofrecen comida hasta que se quedan sin existencias, así que la hora de cierre la marca el hambre de los clientes y el buen tiempo. Allí de hecho nos tomamos el mejor café que probamos en Austin. Café con pezones por cierto.
También al Este se encontraba The Sailor Jerry House, un
amplio local con jardín, escenario, y caravanas de comida rápida, que ofrecía a su rebaño un delicioso granizado especial de la casa de ron, naranja y cereza amarga que suponía el complemento perfecto para las bandas punk que desfilaban por el escenario. Curiosa también la ruleta rusa de tatuajes que había dentro del bar, en la que si te atrevías a jugar te atrevías a tatuarte en directo lo que te saliera en la ruleta. Que se lo pregunten a las buenas de las Dum Dum Girls.
Una de las de las grandes sensaciones del festival han sido sin lugar a dudas los británicos Jungle. Los vimos de nuevo en el Hype Hotel. Suponemos que el aterrizaje de su álbum debut está siendo detenidamente planeado después de construir una base de fans muy fuerte. Aunque se han movido el último año entre el anonimato y el lanzamiento de videoclips virales, dicen no hacerlo con ninguna doble intención. Lo suyo es una mezcla ganadora de funk, R&B, música electrónica con beats marcados y buenas melodías cuyo éxito es imparable. Se muestran además muy seguros sobre el escenario en todo momento.
También allí veríamos a Tourist, un productor londinense que lanza álbum este mes en el mismo sello que Disclosure, y que ya se le conocía por remezclar el tema que estos hicieron con Sam Smith.
Precisamente después pudimos ver a Sam Smith en la iglesia de St. David’s. Una iglesia donde en las inmediaciones de la capilla podías estar tomándote una fría cerveza a los ojos del Señor, pero que debías abandonar al entrar a la capilla. Aunque fuera a duras penas, verlo en una iglesia era posiblemente el lugar más adecuado para que el inglés hiciera alarde de sus dotes de crooner del soul británico.
Torres
Después de ver a Sam Smith, en el pequeño Lambert’s de la calle 2 vimos a Torres. Una auténtica gozada que aún te sorprende en 5º día de festival, sigue siendo ver a estos maravillosos artistas en lugares con encanto, diminutos y con 30 personas alrededor. Y la mitad de ellas hablando de sus cosas. Por lo visto lo del silencio en los conciertos es algo que no cambia mucho cambiando de país. Curiosa estampa ver a esta mujer a tus anchas cuando a 100 metros la gente hacia cola por ver a Pitbull tocar en el fashionista iTunes Festival. Pero para gustos colores, oiga. Esta singer-songwriter que sorprendió con un gran álbum homónimo el año pasado, vino acompañada de bajo y batería, y defendió la solidez y fuerza de unos temas viscerales, con una voz que en directo supone una auténtica gozada escuchar.
Y sí, eran otra vez las 2 A.M., así que tocaba caminar hasta el infinito, visto que los taxis que nos paraban no sabían donde se encontraba nuestra casa, ni tenían GPS. Si es que a veces cuanto mejor es peor.
Sábado 16 de Marzo de 2014.
El último día del festival las fuerzas empiezan a flaquear. Han sido ya 5 días con 14 horas de música cada uno y los artistas empiezan a sonar a sintonía de sala de espera de dentista. Nos decidimos por entrar en algún local en el que no hubiéramos entrado antes. Algunos locales como el Cheer Up Charlie’s tenían dos escenarios, uno dentro del local y otro fuera, de manera que cuando terminaba una banda tenías automáticamente a otra tocando cerca. Nos acercamos hasta allí y vimos a los americanos Boy & Bear, que tiran de rock clásico, con buenos riffs y una pose en ocasiones parecida a Dave Matthews Band, y a unos jovencísimos Oberhofer, que coqueteaban con el mathrock con tres guitarras eléctricas y mucho reverb. También a unos estupendos How Sad, australianos, que a pesar de lo diminuto del salón donde tocaban, tenían un indie rock contagioso que iba creciendo y que les valió para ser uno de los actos más aplaudidos de la tarde.
También veríamos algún concierto punk de los que seguían poniendo en el Sailor Jerry House, para terminar en el Empire Control Room & Garage, donde estaban ya tocando Great Good Fine Ok, un dúo dentro del círculo de Passion Pit que realmente solo han lanzado 2 singles. No hay EP, ni hay disco. Del estilo también la sueca Tove Lo, hija de una oleada sueca que por momentos parece no tener fin. Nuevo pop de manual que ni chicha ni limoná.
Pero la noche tenía un nombre y era la de Haerts. Un quinteto de Brooklyn con miembros también de Reino Unido y Alemania, que con un EP han conseguido llamar la atención. Pop sencillo que recuerda un poco a Fleetwood Mac con una voz parecida a Gwen Steffani.
En definitiva, SXSW es un lugar al que se acude como los creyentes acuden a La Meca en acto de fe. Es todo el conjunto de pequeños detalles los que hacen de este festival una experiencia realmente única y diferente. Una fiesta de la música en todo su esplendor, que todo fanático no se debe perder.